Si eres discreto, no tendré contigo querella alguna, porque serás benigno, y reprobarás el dictamen, sin maltratar al Autor. Pero si fueres necio, no puede faltarte la calidad de inexorable. Bien sé que no hay más rígido censor de un libro, que aquel que no tiene habilidad para dictar una carta.
Padre Feijoo
Prólogo al lector
Teatro crítico universal
Si me opusieren razones, responderé a ellas; si chocarrerías, y dicterios, desde luego me doy por concluido, porque en ese género de disputa jamás me he ejercitado.
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[...] asentada la conclusión
de que la multitud sea regla de la verdad, todos los desaciertos del
vulgo se veneran como inspiraciones del Cielo
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1. Aestimes judicia, non numeres, decía Séneca {(a) Epist. 39}. El
valor de las opiniones se ha de computar por el peso, no por el
número de las almas. Los ignorantes, por ser muchos, no dejan de
ser ignorantes.
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Siempre alcanzará más un
discreto solo, que una gran turba de necios; como verá mejor al Sol
una Águila sola, que un ejército de Lechuzas.
***
Yo estoy
tan lejos de pensar que el mayor número deba captar el asenso, que
antes pienso se debe tomar el rumbo contrario: porque la naturaleza
de las cosas lleva, que en el mundo ocupe mucho mayor país el
error, que la verdad. El vulgo de los hombres, como la ínfima, y más
humilde porción del orbe racional, se parece al elemento de la tierra,
en cuyos senos se produce poco oro, pero muchísimo hierro.
***
No quiero yo decir que el justo sea insensible. Ese fue
exceso de los Estoicos, que en la oficina de la virtud pretendían
transformar los hombres en mármoles. Padecen los virtuosos; pero
mucho menos que los delincuentes. A esta desigualdad se añade
otra notable; y es, que las molestias que unos, y otros padecen, a
los delincuentes los comprehenden en el todo, a los virtuosos sólo
en una parte. Distínguense el espíritu del justo, y el del pecador,
como el elemento del Aire, y el de la Tierra. La tierra en todas sus
Regiones está expuesta a las injurias de los demás elementos. El
Aire, sólo en su porción inferior, que es el teatro de vapores, y
exhalaciones; pues a la que llaman Región superior del Aire, no
alcanza alguna de las alteraciones sensibles. Siempre se observa
allí un tenor igual: siempre se descubre sereno el Cielo, y siempre
se goza una aura cristalina, y pura.
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