el empecinamiento en la diferencia con respecto a las demás naciones europeas fue precisamente la columna que vertebró la identidad nacional alemana desde el momento en que nació. El rechazo al universalismo católico representado por Roma y al modelo supuestamente aristocratizante de Francia alimentó entre los alemanes la sensación de ser pioneros en la exploración de un camino nuevo

 Se puede dejar abierta la cuestión de si existió un camino específico alemán desde una óptica estrictamente histórica y económica, pero quizá no sea superfluo recordar que la tesis del camino específico ha seducido a pensadores y filósofos desde bastante antes de que Auschwitz extendiera su negra sombra incluso sobre la poesía, y es que el empecinamiento en la diferencia con respecto a las demás naciones europeas fue precisamente la columna que vertebró la identidad nacional alemana desde el momento en que nació. El rechazo al universalismo católico representado por Roma y al modelo supuestamente aristocratizante de Francia alimentó entre los alemanes la sensación de ser pioneros en la exploración de un camino nuevo. Antes de su conversión a los valores democráticos, Thomas Mann —un ejemplo representativo entre muchos— hablaba todavía con manifiesto orgullo de la «cultura» alemana frente a la «civilización» occidental. Desde su punto de vista, Alemania, en su gloriosa y original especificidad, constituía la única alternativa posible para Occidente. Así pues, lo fuera o no en la realidad histórica, lo cierto es que el camino específico fue un hecho, cuando menos, en la mentalidad de los propios alemanes.


Es verdad que Lutero, mediante el principio de la Scriptura sola, hizo de la lectura bíblica una obligación para todo creyente y contribuyó así de forma decisiva a la alfabetización. Pero también es cierto que, como en el caso de la familia de Arndt, la Biblia fue durante muchísimo tiempo el único libro que se consideraba indispensable en los hogares protestantes. De este modo, la devoción luterana también constituyó, en un principio, un significativo obstáculo para el paso de un tipo de lectura a otra. 

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