Una persona puede asistir a mil lecciones y leerse miles de libros, y al final no haber adelantado un solo paso en cuanto a conocimiento

 Una persona puede asistir a mil lecciones y leerse miles de libros, y al final no haber adelantado un solo paso en cuanto a conocimiento. Para que el conocimiento sea duradero hace falta algo más que simplemente dejarlo entrar en la mente de forma indolente. No hay que recibirlo pasivamente sino aceptarlo activa y realmente, abrazarlo, dominarlo. La mente tiene que salir al encuentro para recibir a medio camino lo que le viene de fuera.



Pensamiento y palabra son inseparables uno del otro. El fondo y la forma son partes de lo mismo: el estilo es pensar con palabras. Es lo que vengo sosteniendo, y eso es la literatura: no cosas, no los signos verbales de las cosas; tampoco las palabras meramente sino pensamientos expresados lingüísticamente. Recordad, caballeros, la palabra griega que expresa esta prerrogativa del ser humano que la distingue de la débil inteligencia de los animales inferiores. Es Logos. ¿Qué significa Logos? Significa tanto razón como habla y es difícil decir cuál de los dos sentidos le es más propio. Significa las dos cosas a la vez. ¿Por qué? Porque en realidad un sentido no puede separarse del otro; porque son un solo sentido verdaderamente. Cuando podamos separar luz e iluminación, vida y movimiento, lo converso y lo cóncavo en una curva, entonces el pensamiento podrá plantar su victorioso pie sobre el lenguaje y seguir adelante sin él; entonces se podrá concebir que un intelecto fértil y vigoroso renuncie a su doble, a su instrumento de expresión, al canal de sus especulaciones y emociones.

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