La escuela te arrojó a la intemperie, pero «educado en valores». Invocar valores es lo más fácil del mundo. No existen salvo que presidan, informen o impregnen algo, de modo que en ocasiones te lleven por la vía difícil, la menos gratificante o popular. ¿Qué impregnan en tu vida concretamente los valores en que te educaron? Bueno, se trataba más bien de supervisar tu «crecimiento personal». Palabrería, muchacho. Sandeces que suenan bien (a mí no) y con las que el educador desaprensivo u holgazán se zafa de la reprobación por haberte dejado vacío en el vacío. ¿Crecido personalmente? ¿Espontáneo? Cháchara vieja, como «encontrarse a uno mismo», «autorrealizarse» y demás simplezas. Sucedáneos de sucedáneos de la sentencia original, grabada en el pronaos de un templo de Delfos y que no ha perdido su valor: «Conócete a ti mismo».
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