Si repasamos las exhortaciones apostólicas del Papa
Francisco en lo que se refiere al sacramento de la confesión encontramos
algunas expresiones que lo definen. Así, se puede decir que el sacramento de la
reconciliación es un medio de santificación, un arma poderosa para el combate
espiritual, un lugar de la misericordia del Señor, un medio para crecer en la
fe, una liberación de la culpa, y un regalo de Dios.
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
GAUDETE ET EXSULTATE
110. Dentro del gran marco de la santidad que nos proponen las bienaventuranzas y Mateo 25,31-46, quisiera recoger algunas notas o expresiones espirituales que, a mi juicio, no deben faltar para entender el estilo de vida al que el Señor nos llama. No me detendré a explicar los medios de santificación que ya conocemos: los distintos métodos de oración, los preciosos sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, la ofrenda de sacrificios, las diversas formas de devoción, la dirección espiritual, y tantos otros. Solo me referiré a algunos aspectos del llamado a la santidad que espero resuenen de modo especial.
GAUDETE ET EXSULTATE
110. Dentro del gran marco de la santidad que nos proponen las bienaventuranzas y Mateo 25,31-46, quisiera recoger algunas notas o expresiones espirituales que, a mi juicio, no deben faltar para entender el estilo de vida al que el Señor nos llama. No me detendré a explicar los medios de santificación que ya conocemos: los distintos métodos de oración, los preciosos sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, la ofrenda de sacrificios, las diversas formas de devoción, la dirección espiritual, y tantos otros. Solo me referiré a algunos aspectos del llamado a la santidad que espero resuenen de modo especial.
162. La Palabra de Dios nos invita
claramente a «afrontar las asechanzas del diablo» (Ef 6,11) y a detener
«las flechas incendiarias del maligno» (Ef 6,16). No son palabras
románticas, porque nuestro camino hacia la santidad es también una lucha
constante. Quien no quiera reconocerlo se verá expuesto al fracaso o a la
mediocridad. Para el combate tenemos las armas
poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa en la oración, la
meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración
eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida
comunitaria, el empeño misionero. Si nos descuidamos nos seducirán fácilmente
las falsas promesas del mal, porque, como decía el santo cura Brochero, «¿qué
importa que Lucifer os prometa liberar y aun os arroje al seno de todos sus
bienes, si son bienes engañosos, si son bienes envenenados?»[122].
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII
GAUDIUM
44. Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día[50]. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible. Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades. A todos debe llegar el consuelo y el estímulo del amor salvífico de Dios, que obra misteriosamente en cada persona, más allá de sus defectos y caídas.
44. Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día[50]. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible. Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades. A todos debe llegar el consuelo y el estímulo del amor salvífico de Dios, que obra misteriosamente en cada persona, más allá de sus defectos y caídas.
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL AMORIS
LAETITIA
227. Los pastores debemos alentar a las familias a crecer en la fe. Para ello es bueno animar a la confesión frecuente, la dirección espiritual, la asistencia a retiros. Pero no hay que dejar de invitar a crear espacios semanales de oración familiar, porque «la familia que reza unida permanece unida».
227. Los pastores debemos alentar a las familias a crecer en la fe. Para ello es bueno animar a la confesión frecuente, la dirección espiritual, la asistencia a retiros. Pero no hay que dejar de invitar a crear espacios semanales de oración familiar, porque «la familia que reza unida permanece unida».
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL CHRISTUS
VIVIT
123. Mira los brazos abiertos de Cristo
crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus
pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño
y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez.
229. Estas y otras diversas posibilidades
que se abren a la evangelización de los jóvenes, no deberían hacernos olvidar
que, más allá de los cambios de la historia y de la sensibilidad de los
jóvenes, hay regalos de Dios que son
siempre actuales, que contienen una fuerza que trasciende todas las épocas y
todas las circunstancias: la Palabra del Señor siempre viva y eficaz, la
presencia de Cristo en la Eucaristía que nos alimenta, y el Sacramento del
perdón que nos libera y fortalece. También podemos mencionar la inagotable
riqueza espiritual que conserva la Iglesia en el testimonio de sus santos y en
la enseñanza de los grandes maestros espirituales. Aunque tengamos que respetar
diversas etapas, y a veces necesitemos esperar con paciencia el momento justo,
no podremos dejar de invitar a los jóvenes a estos manantiales de vida nueva,
no tenemos derecho a privarlos de tanto bien.
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