Escalando el sillón retrepas a su oído
un calendario arrugado en la mesa
y un monedero con pocas monedas
que nunca abres sin permiso.
El guante de látex amarillo
y un dulce olor a lejía.
La lista de gastos. la cajera Loli,
que no parecía mala.
La anciana gramaje, con su moño
gris. Las lágrima sobre el lecho
como mármol amarillo. Y el
beso nocturno, la rejilla abierta,
y el respirar cansado.
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