Como hombre moderno, recogía la verdad de los periódicos, porque no tenía tiempo siquiera de leer enciclopedias.

Stothard es un representante típico de este tipo de ignorancia técnica. Fue un ejemplo notable del hombre sumamente cultivado y al cabo profundamente ignorante.
Se pasó la vida buscando suavizar las líneas que se torcían abruptamente y tratando de que las sombras estuvieran en el lugar preciso; jamás tuvo tiempo de entender aquello que dibujaba, excepto en sus connotaciones más básicas y convencionales.
Alguien le sugirió que dibujara peregrinos medievales —es decir, vigorosos arquetipos de la edad de oro de la civilización europea en el acto de aceptar la religión de Europa—. Pero él, que era el único que podía dibujarlos correctamente, era el más propenso a verlos del modo equivocado. Como hombre moderno, recogía
la verdad de los periódicos, porque no tenía tiempo siquiera de leer enciclopedias.
Había aprendido a pintar armaduras y escudos de armas: no podía esperarse que además las entendiera. Había aprendido a dibujar un caballo: era demasiado tarde para pedirle que aprendiera a montar. Su oficio era, de un modo u otro, sencillamente pintar, así que en Chaucer sólo veía lo pintoresco.


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