La popularidad no es indicio de mérito. El elogio de los contemporáneos
es una letra de cambio sobre la posteridad. La posteridad suele protestar la
letra.
Es falaz la crítica; es falaz la historia. La historia es
arte de nigromántico. Toda historia puede
ser de diferente manera de como es. Los
pequeños hechos tienen eso: que se prestan a todo. Son como las diminutas
piezas de los mosaicos: se puede formar con ellos mil combinaciones y figuras.
En España, por ejemplo, podría demostrarse que la literatura del siglo de oro decayó por la Inquisición;
que esa misma literatura floreció por la Inquisición y que la Inquisición no
tuvo nada que ver con la literatura... Los pequeños
hechos por sí no dicen nada; el arte está en escogerlos, agruparlos,
generalizarlos, agrandarlos, hacerles decir lo que el historiador quiere que
digan. He aquí la nigromancia.
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