Entradas

Nada pertenece a nadie, todo pertenece a todos

redimiendo el sentido común de la cautividad filosófica y retórica.

Ahora se exalta la condición sexual como si supusiera mérito alguno, como si conllevara un particular obrar virtuoso merecedor de aplauso. Pero si el hombre es un mero cuerpo sumergido en una colectividad. Si para su salvación no precisa buenas obras sino solo dirigirse a la escalera mecánica adecuada, es lógico que mientras está en la escalera se dedique a jugar con su sexo y procure sacarle el máximo partido. La res cogitans se ha diluido ya en la res extensa, y en ella, el goce sensible es lo único que entretiene de no alcanzar el futuro, siempre futuro, paraíso terrenal.