El humanismo no es anticristiano

Con independencia respecto de estos episodios académicos y lucubraciones humanísticas (que hoy nos parecen seudocientíficas), queda que, según ya había hecho constar san Agustín, el hebreo, el griego y el latín son las tres lenguas primitivas de la Biblia, esto es, El Libro por antonomasia de la cristiandad, todo lo cual demuestra que el movimiento humanista, en lo fundamental, no ha sido una empresa anticristiana de renacimiento del politeísmo antiguo, sino un intento de conciliación ecuménica de lo uno con lo otro. El intento por volver a los textos auténticos de la Escritura, sofocados por la exégesis escolástica, está en la pura línea pauliniana y agustiniana que inspiraría posteriormente a Erasmo, Lutero y Calvino. Ahora, visto el asunto desde las alturas, todos somos semitas espiritualmente, dado que el cristianismo es una rama (herejía, según la ley mosaica) del judaísmo; somos herederos del derecho romano en lo civil; y epígonos de la democracia griega en lo político, de Platón en lo filosófico. Reconstruir esta trilogía cultural es una aspiración humanista legítima, como lo fue en la historia de la fe cristiana el anhelo de componer la túnica sin costuras de Jesús. 

Págs. 106-107.



el humanismo ha sido ante todo un inmenso taller de traducción

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