La negación o ignorancia del pecado original conduce a la colectivización de la culpa

 La negación o ignorancia del pecado original conduce a la colectivización de la culpa. Se busca un chivo expiatorio que serán sucesivamente los "antiguos" para los revolucionarios, o los burgueses para los comunistas, o los judíos para los nazis, o los europeos o los blancos para los antropólogos del victimismo, o los varones para el feminismo... Es un razonamiento viciado por una necedad de origen que, si no se abandona, seguirá produciendo estupideces teóricas y desastres prácticos hasta el día del juicio. Es muy cómodo leer la historia en clave de opresores y oprimidos. Es cómodo, pero es un totalitarismo epistemológico, una falacia, un preservativo de la inteligencia.



Con el lenguaje paradójico que lo caracteriza, Kierkegaard ha comentado, en relación con esta propiedad de las personas: “tienen razón los pájaros cuando atacan a picotazos, hasta la sangre, al pájaro que no es como los otros, porque aquí la especie es superior a los individuos singulares. Los pájaros son todos pájaros, ni más ni menos. En cambio, el destino de los hombres no es ser “como los otros”, sino tener cada uno su propia particularidad”17. Y, extremando la paradoja, agrega: “Hegel, como el paganismo, en el fondo hace de los hombres un género animal dotado de razón. Porque en un género animal vale siempre el principio: el singular es inferior al género. El género humano, por el contrario, tiene la característica, precisamente porque cada Singular es creado a imagen de Dios, de que el Singular es más alto que el género”18.

17. S. Kierkegaard, Diario IX A 80.
18. Ibidem, X’ A 426

(Este último párrafo procede de "La índole personal del trabajo humano", de Tomás Melendo Granados. Cuadernos Empresa y Humanismo (Serie de monografías), Nº. 21, 1990, págs. 3-24. 

Comentarios