Querido Nietzsche, eso no es el cristianismo, sino tu distorsión del cristianismo

 Friedrich Niestzsche, en Humano, demasiado humano, escribe:

"El cristianismo como antigüedad.– Cuando en la mañana de un domingo oímos vibrar las viejas campanas, preguntamos: ¿Es posible que se haga esto por un judío, crucificado hace dos mil años, que se decía el Hijo de Dios? Falta la prueba de tal afirmación. Seguramente la religión cristiana es en nuestros días una antigualla subsisten de tiempos muy remotos, y el hecho de que se preste asenso a tal afirmación – cuando a la vez se ha llegado a ser en lo demás tan severo–, es tal vez la demostración más antigua de atavismo. Un Dios que hace hijos a una madre mortal; un sabio que recomienda no trabajar, no tener tribunales, sino estar atentos al fin inminente del mundo; una justicia que acepta al inocente como víctima expiatoria; aquel que manda a sus discípulos beber de su sangre; oraciones para obtener milagros; pecados cometidos contra un Dios, expiados por un Dios; el temor de un más allá cuya puerta está en la muerte; la figura de la cruz como símbolo, en un tiempo que no conoce ya la significación y la vergüenza de la cruz, ¡qué sensación de escalofrío brota de todo eso!"

La síntesis que Nietzsche traza del cristianismo muestra que lo que él critica no es el cristianismo, sino una pobre simplificación del cristianismo.

Ese judío crucificado expuso una doctrina sublime y al tiempo entendible, y llevó un admirable tenor de vida. La "no probada" resurrección fue testimoniada por hombres y mujeres que, en su mayor parte, dieron su vida por ese testimonio. La doctrina del nazareno ha sido explanada por centenares de lúcidas cabezas, desde Orígenes a San Agustín, desde Santo Tomás a Josef Ratzinger...

Hablar de un "Dios que hace hijos a una mujer mortal" es un modo ridículo de aludir al misterio de la Encarnación. En fin, Nietzsche arremete contra un esperpento que él ha creado en su propia cabeza, no contra el cristianismo.




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