sábado, 30 de mayo de 2020

TESIS DOCTORAL La perspectiva del gozo en la ética de E. Lévinas
Ángel Batres Marín-Blázquez

Pero quiero hacer relevante, sobre todo, esa relación entre el “estar contento” y el “estar atento”, porque ello significa que el hombre ha nacido para gozar y ser feliz y no para sufrir la angustia de la presencia continua de la muerte. También significa que solo
gozamos si somos capaces de hacer gozar a los demás y que todo lo que el hombre hace en esta tierra no lo realiza para satisfacer sus necesidades propias, las necesidades de un sujeto poderoso, sino para satisfacer las necesidades del “Otro”, es decir, las necesidades sociales, ya sea económicas, eróticas, estéticas…, las necesidades que se expresan en la relación intersubjetiva humana (el nuevo sujeto de la postmodernidad). Tal relación entre los conceptos, “estar contento”-“estar atento”, muestra lo que Lévinas no se cansa de repetir, el hecho claro de la existencia de la bondad humana, de
que el hombre es bueno, y ello significa que ama a su prójimo y que, si no puede llegar a amarlo, no es porque el Deseo Infinito del “Otro” no exista en él, sino porque ciertas totalidades generadas por el interés, por el ansia de poder, se lo impiden.

“es preciso “estar contento” para llegar a “estar atento”, es decir, es preciso pasar por la felicidad, por el gozo, para alcanzar la actitud ética. O, lo que es lo mismo, la “vida cotidiana” es el ámbito a partir del cual, necesariamente, el ser humano alcanza la “trascendencia”.

lo que realmente Lévinas quiere decirnos es que no se escapa del gozo, sino que se tiene que partir necesariamente de tal ámbito para alcanzar el ético, es decir que es absolutamente necesario “estar contento”, feliz, en estado gozoso, para que se pueda contemplar el “rostro” del “Otro”. En eso disiente también de Heidegger. Es
decir, que Lévinas no está de acuerdo con el alemán en que el ámbito de la “vida cotidiana”, como hemos dicho anteriormente, sea negativo, sino, por el contrario, es la condición indispensable, absolutamente necesaria, para alcanzar la “trascendencia”, la
relación de “Encuentro”.

Lo que sí hace Lévinas, es distinguir el ámbito del ser puro, sin conciencia, sin responsabilidad (el “hay”), de aquel otro ámbito, el del gozo, en el que ya existe una conciencia, que, es, realmente, una incipiente subjetividad generada a partir de una inicial relación con el “Otro” que es el que pone en acto todas las capacidades del
“mismo”, es decir, un inicio de conciencia responsable que únicamente espera que las circunstancias sean las adecuadas para dar rienda suelta a su Deseo del “Otro”. Para Lévinas, como veremos, el ámbito del gozo, el de la “vida cotidiana”, es, realmente, ciertamente, el de la salvación del hombre, porque solo en él, a partir de él, es posible la relación de “Encuentro”.

Mientras que, para Ricoeur, la relación correcta con el “Otro” es la de reciprocidad, sin embargo, para Lévinas, la reciprocidad implicaría ya una tematización del “Otro” que le acabaría cosificando.

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