único tiempo que nos acompaña, y el
eterno: el futuro es un engaño de
políticos y místicos extraños.
El presente es lo que hay y nada más.
Y el poeta trasfigura este momento y lo
eleva encima de lo zafio, lo vulgar y
repelente. De ese turpiloquio tan manido
en que jóvenes de hoy y hasta de
siempre encierran su palabra constreñida
por mensajes de verbo intrascendente.
Es el presente y lo eterno lo único que existe
a nuestros ojos y nariz distinguidora.
El futuro es moneda desgastada de una
ilustración ya muy pasada.
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