Te diré
¡bien! todo el rato,
siempre la
loa, fuera el vómito.
En ti
saltaré de gozo,
oídlo
pazguatos y reíd.
Ensanchadla
conmigo,
y hagamos
piruetas en sus letras.
Te he
buscado, y abriste las orejas
y has
cepillado mis traumas.
Miradla, y
abrasaos,
y vuestras
caras maquillaos.
Desnudo he
gritado, y me has arropado
y me has
curado los delirios.
Tus amigos
nos han rodeado, que temblábamos
y nos
abrazaron.
Que te
masquen, fresa, y se extasíen;
colocado
quien te aguarda.
Nos erizamos
tus amantes,
porque no
nos falta de nada.
Los
pragmáticos han muerto de hambre,
pero contigo
cuelgan nuestras panzas.
Venga,
quitaos los cascos:
os pondré
los pelos de punta.
¿Quién eres
tan vital,
crees que
disfrutarás?
Escupe tus manidas palabras,
y lávate la
puerca boca.
Salte de la
caca y limpia la pared,
no busques
camorra ni insultes.
Tus ojos me
alucinan,
y tus orejas
me protegen.
Pero tu ceño
les disgusta
hasta hundirlos
en el olvido.
Gritemos,
sus orejas se abren paso
y nos quitan
las paranoias.
Ella nos
cura del infarto
y nos
abraza.
Su pócima
protege nuestros huesos,
no se
partirá ninguno.
La estupidez
los ahogará;
su odio les
estrangulará.
Compra de
nuevo nuestros pechos;
No hay comentarios:
Publicar un comentario