«¿Son éstos los “derechos del hombre”? —pregunta The Times—. ¿Es ésta la LIBERTAD de la naturaleza humana?».
Desde el 2 de septiembre se están produciendo masacres en las que han sido asesinadas más de mil personas. Cuando las tropas enemigas se encuentran a las puertas de París, se extiende el rumor de que, en caso de invasión, los monárquicos pretenden llevar a cabo una venganza sangrienta contra los revolucionarios. En un estado de psicosis colectiva provocada por el miedo y el afán de venganza, la turba, espoleada por el Consejo Ejecutivo provisional, asalta las prisiones y asesina en primer lugar únicamente a los antirrevolucionarios encarcelados, pero después también a prisioneros normales y corrientes. Danton, ministro de Justicia, no hace nada. El periódico londinense The Times, en su número del 10 de septiembre, informa, según testigos oculares, de los terribles sucesos, entre otros la decapitación de la princesa de Lamballe, la amiga del alma de la reina María Antonieta: «Con anterioridad a su muerte, la turba le dirigió toda clase de insultos. Le cortaron los brazos y las piernas, le arrancaron las entrañas y el corazón, y exhibieron su cuerpo mutilado por las calles durante dos días». Según otros informes, clavaron su cabeza en una pica y la pasearon ante las ventanas de la prisión donde se hallaba la reina. «¿Son éstos los “derechos del hombre”? —pregunta The Times—. ¿Es ésta la LIBERTAD de la naturaleza humana?».
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