—Claro, tiene razón usted, porque según lo que hemos dicho, hace sólo veintiocho años que el hombre inicia, digamos, la aventura de salir de la Tierra; y sin embargo, no se habla de eso como se supone que...
—No, no se habla de eso porque como se está hablando de elecciones; claro, se está hablando del tema más melancólico de todos, que es la política. Lo digo, ciertamente no por primera vez, que soy enemigo del Estado y de los Estados; y del nacionalismo, que es una de las lacras de nuestro tiempo. Eso de que cada uno insista en el privilegio de haber nacido en tal o cual ángulo o rincón del planeta, ¿no?, y que estemos tan lejos del antiguo sueño de los estoicos, que en un momento en que la gente se definía por la ciudad: Tales de Mileto, Zenón de Elea, Heráclito de Efeso, etcétera, ellos decían que eran ciudadanos del mundo; lo cual tiene que haber sido una paradoja escandalosa para los griegos.
***
Ahora quiero decirle que siempre he sentido predilección, y a la vez curiosidad, frente a un cuento suyo: «Everything and Nothing», que se refiere…
—Yo no sé si es realmente un cuento, ¿eh? Pero, sí, desde luego, tiene carácter narrativo. Vendría a ser… sí, es un relato fantástico.
—Usted lo ha elegido para su «Antología personal».
—Sí, pero no sé si lo he elegido como cuento o como poema en prosa. Es decir, qué importan las clasificaciones.
—Se parece a un poema en prosa.
—Sí, bueno, Croce decía que las clasificaciones son… bueno, que no son esenciales. Por ejemplo, decir que un libro es una novela, o decir que un libro es una epopeya, es exactamente como decir que es un libro encuadernado de rojo, que está en el anaquel más alto, a la izquierda. Simplemente eso, es decir: que cada libro es único, y su clasificación, bueno, está a cargo de la crítica, o es una mera comodidad de la crítica, pero nada más.
Es una mala costumbre francesa el hecho de pensar en la
literatura en términos de escuelas, o en términos de generaciones. Flaubert
dijo: "Cuando un verso es bueno, pierde su escuela", y agregó:
"Un buen verso de Boileau equivale a un buen verso de Hugo." Y es
verdad: cuando un poeta acierta, acierta para siempre; y no importa mucho qué
estética profese, o en qué época haya escrito: ese verso es bueno, y es bueno
para siempre. Y eso ocurre con todos los buenos versos; uno puede leerlos sin
tomar en cuenta el hecho de que corresponden, por ejemplo, al siglo XIII, a la
lengua italiana, o al siglo XIX, a la lengua inglesa, o qué opiniones políticas
profesaba el poeta: el verso es bueno. Yo siempre cito aquel verso de Boileau;
asombrosamente Boileau dice: "El momento en que hablo, está ya lejos de
mí." Es un verso melancólico y, además, mientras uno está diciendo el
verso, ese verso deja de ser presente y se pierde en el pasado, y da lo mismo
que sea un pasado muy reciente o un pasado remoto: el verso queda allí. Y lo ha
dicho Boileau; ese verso no se parece a la imagen que tenemos de Boileau, pero
sería igualmente bueno si fuera de Verlaine, si fuera de Hugo, o si fuera de un
autor desconocido: el verso existe por cuenta propia.
***
...todas las formas tienen su virtud en sí mismas y no en un "contenido" conjetural. Eso concordaría con la tesis de Benedetto Croce; ya Pater, en 1877, afirmó que todas las artes aspiran a la condición de la música, que no es otra cosa que forma. La música, los estados de la felicidad, la mitología, las caras trabajadas por el tiempo, ciertos crepúsculos y ciertos lugares, quieren decirnos algo, o algo dijeron que no hubiéramos debido perder, o están por decir algo; esta inminencia de una revelación, que no se produce, es, quizá, el hecho estético.
"La muralla y los libros" (Otras inquisiciones, 1952)
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