la vocación es lo único que nos salva de la falta de paradero y la avidez de novedades, es decir, de la banalidad, de la trivialización de ser nada más que piel o barniz de las cosas

 Eran mucho mejores los profesores que me enseñaron a mí que los profesores que yo he dejado como jóvenes en mi departamento. Lo siento, no hablo de nadie en particular, es una cosa general. Los profesores que me enseñaron tenían vocación. Los actuales, que yo conozca, no la tienen. Pero, claro, la vocación es lo único que nos salva de la falta de paradero y la avidez de novedades, es decir, de la banalidad, de la trivialización de ser nada más que piel o barniz de las cosas. Sin vocación no somos nada. Pero ¿cómo tenemos vocación? Nadie nace con una vocación tampoco. Uno se busca. Hay un fragmento específico de Heráclito que dice: Me he buscado a mí mismo. Y si se ha conservado ese fragmento 2.500 años, por algo es, o sea, porque eso tiene relación con la humildad en el sentido fuerte de la palabra. Uno de repente tiene 14, 16, 18 años y dice ¿y qué voy a hacer? Y entonces unos deciden lo más cómodo o lo que dice papá y otros se dan cuenta de que tienes que elegir algo que tú ya tienes, pero al mismo tiempo que eso que tú ya tienes, que está nada más que en germen, tienes que cuidarlo, multiplicarlo, pulirlo… y hacerte maestro. Porque lo único útil para el vecino es que es un maestro. Un maestro en lo que fuere: en hacer una pared o un matarife que mata rápido y bien a un cordero o a una vaca, por decir un ejemplo truculento de lo mismo. Hay maestría en todo. Lo que pasa es que no hay ninguna maestría que no se conquiste con esfuerzo, con mérito, con amor propio.

 

Creo que el primer golpe mortal para la universidad española fue la LRU: la ley que creó el departamento. El departamento demolió el prestigio en la universidad, en todas las universidades. Creó el voto de la señora de la limpieza, del delegado de los alumnos, de la secretaria del departamento y, en general, como dice mi gran amigo y maestro Carlos Moya, que aquí está, el departamento es una institución bolchevique. Habrá que darles, como dicen los chinos, cuerda, a ver qué hacen con ella.


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