Hay quienes afirman que la historia empezó en el siglo XIX, pues al nacer su ideología en esa centuria y al considerarla, si no la plenitud de los tiempos, sí el ombligo de la historia, piensan que lo anterior es irrelevante.
Pero el siglo XIX es ininteligible sin la Ilustración, sin la independencia de los Estados Unidos y la Revolución francesa. La Ilustración no se entiende sin la filosofía moderna, que nace en el XVII. La cual, a su vez, es deudora de la escolástica y del humanismo. No se comprende el humanismo sin la Biblia, la patrística y la tradición grecolatina. La patrística, a su vez, parte de la Biblia y recibe un poderoso influjo de las categorías conceptuales de griegos y romanos.
La historia es un continuum. Prescindir de las raíces y aun del tronco es un acto vandálico. Es el vandalismo de adanes e iluminados, de los diáconos de la religión del progreso.
La literatura española nació en la Edad Media y maduró en la Edad Moderna (Renacimiento y Barroco). Sus padres fueron la tradición juedocristiana y la tradición grecolatina. Es un continuum. Debe conocerse desde sus inicios. Y no es conveniente matar a sus padres. Sería un parricidio.
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