Sísifo era un solterón

 La dicha infinita, profunda, cálida, liberadora, de estar sentado al lado de la cuna del hijo propio, frente a su madre. Con esa dicha se mezcla también algo de este sentimiento: esto ya no depende de ti, a no ser que tú lo quieras. En el lado opuesto, el sentimiento del hombre sin hijos: esto depende continuamente de ti, quiéraslo o no, en cada instante, hasta el fin; cada instante en que te retuerces los nervios, esto depende de ti continuamente y sin resultado. Sísifo era un solterón.

Kafka, Diario, 19 de enero de 1922.



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