la borrachera de poder que se apoderó de la filosofía con Fichte y a la que el hombre moderno, filósofo o no, se siente inclinado
El concepto de «verdad», entendido como dependiente de unos hechos que escapan ampliamente del control humano, ha sido urna de las vías por las que, hasta la fecha, la filosofía ha inculcado la necesaria dosis de humildad. Cuando se suprime este freno a la soberbia, se da un paso más en la vía hacia cierto tipo de insania: la borrachera de poder que se apoderó de la filosofía con Fichte y a la que el hombre moderno, filósofo o no, se siente inclinado. Estoy convencido de que esa borrachera es el mayor de los peligros de nuestra época, así como lo estoy de que toda filosofía que, aun sin querer, contribuya a ella hará que crezca el peligro de un gran desastre social (Bertrand Russell, History of Western Philosophy,l9bl, pág. 782).
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