Busca el poeta lo bello, y al encontrar lo bello, encuentra la verdad y la bondad (Juan Valera)

 Busca el poeta lo bello, y al encontrar lo bello, encuentra la verdad y la bondad, que en la esencia de lo bello están sustancialmente. El hombre virtuoso luce una buena acción, y en esta acción hay hermosura: porque el triunfo de la ley moral es hermosísimo. El sabio descubre una nueva verdad y esta verdad ha de ser infaliblemente buena y hermosa. La verdad, la bondad y la hermosura, son accidentes de la misma sustancia. Si pudiéramos conocer esta sustancia, y elevarnos a ella inmediatamente, no habría necesidad ni de ciencia, ni de virtud, ni de poesía: las tres se confundirían en una sola, y nosotros en la sustancia infinita.

La ciencia, en la moral y en la estética, puede ocuparse de lo bueno y de lo bello científicamente: y la poesía puede alabar y cantar la bondad y la ciencia, como objetos poéticos. En cuanto a la virtud, no hay duda alguna de que resplandece más, si la poesía y la ciencia la adornan. Y aunque un hombre solo puede ser a la vez, por especial favor y benéfico influjo de los cielos, poeta, y virtuoso, y sabio, nunca se unificarán en él estas tres cualidades. Lo que se llamaba ciencia en los tiempos primitivos, no era más que poesía; y por eso los poetas fueron sabios; legisladores y filósofos. Hoy que entendemos lo que es la ciencia, nos es imposible desconocer que no se aviene con la poesía. La ciencia es reflexión y empirismo; la poesía instinto y revelación interior. La forma, por lo tanto, inmortaliza a los grandes poetas: porque el asunto de sus poemas no es sino el eco armonioso de las creaciones populares. 

Del Romanticismo en España y de Espronceda

Juan Valera


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