Cada palabra se gesta en la garganta antes que en la pluma

 Cada palabra se gesta en la garganta antes que en la pluma

cerrando el orificio que nunca debió abrirse

que espera ansioso la boca del silencio,

milagro sobre el desierto sin causa,

sangre que no desagrada, almohada mullida.

Quizás sea imposible salir de ahí

a pesar de la inconsciencia de la carne viva

y sonriente, frívola quizás, pero a un tiempo

sublime como la letra y la sintaxis, el ballet

eterno, imparable, imperdible, que vuela

sobre esos talones humildes, esquivos pero

a un tiempo espesos de pintura acrílica

de óleos que marcan indelebles,

que atraviesan el corazón.




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