Conocer es comparar. Todo es de una manera con respecto a algo. Solo en el
platónico mundo de las ideas las esencias son puras y perfectas. En el mundo
humano todo posee medida. La literatura ofrece una réplica ilusoria del mundo
que permite conocer y conocerse, comparar. Y la mitología grecolatina, profusa
variación de historias de trasfondo religioso pero que pronto se han convertido
en un amplio repertorio de relatos poéticos, ha ofrecido a las mentes antiguas,
medievales, modernas y contemporáneas un repertorio inmenso de personajes e
historias, de gran fuerza plástica y de enorme potencial cognitivo. Las
variadísimas situaciones y experiencias del amor humano encuentran en la
mitología un enorme espejo en que mirarse.
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