Elogio del latín de Torres Villarroel


Adelanta poco un niño en saber la
gramática de corta edad; es gracia que sirve para el entretenimiento,
pero es muy poca la disposición que adquiere
para la inteligencia de las facultades superiores.
No pierde tiempo el que gasta tres o cuatro años entre
los Horacios, los Virgilios, los Valerios y los Ovidios;
entre tanto, crece la razón, se dilata el conocimiento,
se madura el juicio, se reposa el ingenio y se preparan
sin violencia el deseo, la atención y la porfía para vencer
las dificultades.

Más allá del uso de la razón ha de pasar el que
toma la tarea de los estudios. El silogizar no es para
niños. Nada malogra el que se detiene hasta los quince
o diez y seis años entretenido en las construcciones
de los poetas.

Diego de Torres de Villarroel: Vida.



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