viernes, 11 de octubre de 2013

De la opinión a la ciencia: salir de la caverna


Investigar sobre un tema significa tratar de pasar de la opinión a la ciencia.
Opinión es "lo que se comenta", "lo que se dice", "lo que se intuye".
Ciencia o conocimiento es lo que se sabe cuando se ha estudiado.
El opinador pontifica; el sabio matiza.
Ejemplo: opinar de algo sin conocimiento es un estricto acto de irresponsabilidad, sobre todo si se hace en público, en medios de comunicación. Si yo, que soy doctor en filología, y no tengo ni idea de la energía atómica afirmo que las centrales nucleares deben cerrarse, soy un perfecto irresponsable. En el estado actual de mi conocimiento, y mientras no pase de la ignorancia a cierto saber, todo lo que diga sobre las centrales nucleares es temerario, si acierto es por casualidad.


No significa esto que lo que se comenta, lo que se dice, lo que se intuye sea falso por definición, pero tampoco es cierto "por definición".

Ejemplo: se opina a menudo que cuando antes se estudie un segundo idioma, mejor: que los niños, en infantil, ya empiecen con el inglés...
La actitud universitaria, científica es, bueno, esto hay que estudiarlo. No porque "se intuya" significa que sea verdad. Es evidente que cuanto más joven se es, mejor se puede aprender otra lengua, pero esto no significa que haya que hacer bilingüe -o trilingüe- la etapa de infantil.
¿Qué hacer? Se busca lo que los investigadores más solventes han dicho sobre la cuestión.
No valen las fuentes anónimas y, mucho menos, lo que diga mi primo que es profesor en Murcia o en Lugo, o mi vecina, que tiene un sobrino en Japón: eso es opinión, no ciencia.
Una vez estudiada la literatura científica, se constata el actual estado de la cuestión, que puede ser:
- la mayoría sitúa los 9 años como la edad más adecuada para empezar el bilingüismo
- la edad del bilingüismo depende de la relación entre las dos lenguas: la nativa y la meta
- no hay datos para afirmar que el bilingüismo capacita para un mayor desarrollo cognitivo...
Estas afirmaciones son inventadas, pero son ejemplos de lo que puede concluirse una vez estudiado un tema.
En general, la actitud científica, universitaria es ser muy crítico con el pensamiento dominante, por ejemplo, con el furor por el bilingüismo. Por una sencilla razón, la dinámica de la moda y de los políticos no suele coincidir con las voces de los especialistas.

A partir del conocimiento del estado de la cuestión, el investigador puede formular sus hipótesis conducentes a corroborar o a refutar lo que otros investigadores han dicho, pero hay que partir siempre del estado de la cuestión.
Se formulan hipótesis.
Se diseña una investigación coherente, con unas condiciones que permitan sacar conclusiones adecuadas. Por ejemplo, la opinión de docentes no es suficiente; la observación de tres alumnos no es suficiente, etcétera.
Si la investigación realizada lleva a desechar las propias hipótesis, hay que ser lo suficientemente honrado para reconocerlo.
Cuentan que un tribunal de tesis objetó a quien sería después un gran filósofo: "Lo que usted dice no se corresponde con los hechos", y que el filósofo respondió "peor para los hechos".
El "peor para los hechos" ha llevado a la tumba a muchos millones de personas y ha lastimado la vida de mucha gente. Se imponen ideologías sin base racional y científica y se hace mucho daño.
Los investigadores, los científicos han de ser muy honrados: respetar la realidad descubierta.
Aristóteles, discípulo de Platón, escribió: soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad.

Desconfiar del bipolarismo

El necio simplifica, el sabio matiza.
El necio y el manipulador suele dividir el mundo en dos mitades: los buenos y los malos, y se sitúa, claro, en el lado de los buenos. Como la realidad no es bipolar, la división bipolar suele suponer un estricto (consciente o inconsciente) acto de manipulación.
La división entre izquierda y derecha, entre educación "tradicional" y la revolucionaria (la mía, por supuesto) son esquemas tan simples que no pueden ser ni ciertos ni clarificadores. En general, pensar que los que nos han precedido han sido más tontos e incompetentes que nosotros suele indicar cierta tomtería e incompetencia en quien lo defiende.
Ni cualquier tiempo pasado fue mejor ni cualquier tiempo presente es mejor.
Hay que estudiar, hay que matizar. Somos enanos a hombros de gigantes.

Cómo hacer un trabajo fin de grado

1) Es un trabajo breve, pero de investigación. No puede ser un telediario (opinión), sino un estudio (ciencia). Hay que aportar algo: un grano de arena.

2) Para aportar, hay que acotar. No se puede hacer un trabajo sobre el bien y el mal, sobre lo buena que es la lectura en la educación, sobre las ventajas o desventajas de una segunda lengua, sobre la psicomotricidad... por la sencilla razón de que hay MILES  de trabajos sobre esas cuestiones. Y para aportar algo sobre algo hay que conocer en cierta medida lo que se ha dicho y hecho sobre esa cuestión. No se puede empezar desde cero. Mo podemos hacer como Descartes: dudar de todo y poner el huevo. Debemos empezar donde terminaron otros. No somos el punto cero de la historia. No somos el ombligo del mundo. Por eso, hay que acotar: "La enseñanza de francés a alumnos de tercero de primaria en un colegio de Burgos". Ciertamente, para ello debemos tener conocimientos genéricos sobre primaria, sobre educación, sobre bilingüismo... Pero esto se supone que lo hemos aprendido durante la carrera. Hay que acotar: si no nuestro TFG será genéricamente irrelevante.

3) Además de acotar, hay que pensar que tipo de investigación se va a hacer. Hay que tener en cuenta el tiempo y el espacio que se disponen, para que la investigación sea "controlada", acorde al tamaño reducido del tfg. El arte de medir es la gran aportación griega al mundo. No hicieron estatuas colosales, sino a la medida del ser humano. En el medio está la virtud: ni muy extenso, ni muy corto. Ni que abarque demasiado ni que se quede muy ramplón. Esto es lo más difícil: medir.

4) La redacción. Twitter no es ningún modelo de escritura. No se trata de escribir breves párrafos uno detrás de otro, como si fueran titulares de prensa. Se trata de construir un discurso: sujeto, verbo, predicado, y oraciones causales, concesivas, condicionales, temporales, consecutivas... No párrafor breves sin tabular y con espacio en blanco entre uno y otro. Ni espacios en blanco, ni párrafos sin tabular, ni párrafos breves: discurso. El discurso no se compone de apretones de manos, sino de bailes acompasados. Las ideas hay que desarrollarlas, extenderlas. 

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