Javier Blasco en Cervantes, Novelas ejemplares, ed. Jorge García López, Círculo de lectores, Barcelona, 2005.
Hasta cierto punto, toda su narrativa [de Cervantes] no es sino la novelización del magno debate que el humanismo suscita alrededor del problema de la lectura (con implicaciones morales y estéticas, pero también políticas y teológicas). XXII
Muchos de los personajes cervantinos no son otra cosa que la ejemplificación de una errada forma de afrontar el ejercicio de la lectura; una errada forma de sumar vida y ficción. No es una casualidad que Cervantes, en el prólogo con que abre el discurso de la historia de don Quijote, se dirija, precisamente a un "desocupado lector". En la misma dirección, las Novelas ejemplares no se dirigen a un lector —por ejemplo— "religioso", sino a un “amantísimo lector”: esto es, a un lector interesado en historias de amor. XXII-XXIII.
El “error” en el que se define el carácter de muchos personajes cervantinos--Don Quijote es el primero de todos ellos—es, precisamente, el de meterse demasiado en la ficción “artificiosamente” creada; el de carecer, respecto a ella, del necesario distanciamiento. XXXI
Hasta cierto punto, toda su narrativa [de Cervantes] no es sino la novelización del magno debate que el humanismo suscita alrededor del problema de la lectura (con implicaciones morales y estéticas, pero también políticas y teológicas). XXII
Muchos de los personajes cervantinos no son otra cosa que la ejemplificación de una errada forma de afrontar el ejercicio de la lectura; una errada forma de sumar vida y ficción. No es una casualidad que Cervantes, en el prólogo con que abre el discurso de la historia de don Quijote, se dirija, precisamente a un "desocupado lector". En la misma dirección, las Novelas ejemplares no se dirigen a un lector —por ejemplo— "religioso", sino a un “amantísimo lector”: esto es, a un lector interesado en historias de amor. XXII-XXIII.
El “error” en el que se define el carácter de muchos personajes cervantinos--Don Quijote es el primero de todos ellos—es, precisamente, el de meterse demasiado en la ficción “artificiosamente” creada; el de carecer, respecto a ella, del necesario distanciamiento. XXXI
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