Existe una pluralidad de modelos educativos y de currículos (planes de estudios) más o menos inspirados en un determinado modelo. El Estado no debe imponer ningún modelo: es un abuso de poder. Los gobiernos pueden fijar un porcentaje de los planes de estudios, pero no imponer un currículo cerrado. Los centros y las familias deben tener un margen de maniobra de elección. Un centro puede optar por la música como materia transversal, o la gimnasia, o el latín... Cada centro, cada familia, cada persona han de tener un margen de libertad para elegir qué y cómo quieren aprender.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Para eso que tú propones, es bueno que no exista ningún colegio público y devolver el dinero gastado la escuela pública a los contribuyentes para que lo gasten en el colegio que quieran. Al final siempre el que paga manda. Si el Estado paga... el Estado decide.
ResponderEliminarLos pseudosocialistas querrían un mundo en el que el Estado pague pero los padres decidan. Eso es utópico. Buena entrada