El hombre (con permiso de los pedagogos) no es una rata


Siento desilusionar a más de un pedagogo, pero el hombre no es una rata: es un ser racional y libre, con su limitaciones, pero consciente y capaz de decidir en una dirección o en otra.
Por tanto, siendo relevantes los estímulos de cara a las respuestas, no se puede resolver la educación en la dinámica conductista de estímulos y respuestas, como si el educando fuese un ser neutro cuya actividad depende en exclusiva de los agentes externos.
Un alumno, con el mejor maestro del mundo, puede decidir no aprender.
Somos libres, capaces del bien y del mal, de la virtud y del vicio, de la diligencia y de la pereza.
Desconocer la libertad personal es ignorar la esencia humana, crea profesores hiperactivos que cargan, como Sísifo, con toda la responsabilidad educativa.
Es el esquema estatalista: el Estado crea a la persona, llevado a la escuela.
La responsabilidad siempre es compartida.


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