Educar implica abrir horizontes. No se puede elegir lo que no se conoce. No se puede optar por la montaña si no sabes ni que existe; no se puede elegir escuchar música clásica si no se conoce. No se puede elegir entre poesía, teatro o novela si no se sabe qué son y no se han leído obras de esos géneros.
La libertad sin conocimiento es un fiasco.
No se trata de ofrecer a los alumnos solo lo que les interesa, sino, sobre todo, lo que les puede interesar.
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