Los gobiernos abusan de poder y diseñan por completo los planes educativos. Al parecer la LOMCE elimina la obligatoriedad de la Historia de la filosofía en segundo de bachillerato; la LOGSE eliminó la obligatoriedad del latín en segundo de BUP... O sea, que el Gobierno de turno decide que la filosofía es más o menos relevante y que el latín es más o menos importante.
Llegados a este punto, y ante esta intrusión, dirigismo, igualitarismo... llego a la conclusión de que los gobiernos han de limitarse a establecer unos contenidos mínimos, y que sean los ciudadanos, integrantes de instituciones, padres de alumnos, promotores de centros educativos, etcétera, quienes configuren buena parte del plan de estudios. Que cada centro decida lo que quiere ser, de modo semejante a que cada ciudadano ha de decidir lo que quiere ser.
¿Que quieren conocer a fondo la lengua castellana, dominar la ortografía, entender el léxico, aprender una koiné de las lenguas romances y aun del inglés? Estudiarán latín.
¿Qué quieren aprender a pensar, fomentar la capacidad crítica a la cultura dominante? Estudiarán filosofía.
¿Qué quieres individuos acríticos y conformistas? Los educarán como homines habiles y no como homines sapientes. Que cada centro decida lo que quiera ser. Que cada centro diseñe su plan de estudios en función de su modelo antropológico que, como se sabe, presenta una gran variedad:
- el mono de circo
- el malabarista
- el crítico
- el hippie
- el prudente
- el técnico
- el caballero
- el santo
- el cortesano
- el emprendedor
- el héroe
- el investigador
- el creativo
- el poeta
- el artista
Que cada centro tenga un amplio margen para establecer sus itinerarios. Luego, la vida mostrará qué modelos son más fructíferos. Pero que los gobiernos, de un modo piramidal, napoleónico y hegeliano, concreten qué materias se van a cursar en todas las escuelas del país, es un abuso de poder que hay que sacudirse.
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