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Acto continuo censuró la prologomanía, "de la que ya hizo mofa,
en la donosa prefación del Quijote, el Príncipe de los Ingenios".
Admitió, sin embargo, que en la portada de la nueva obra convenía el prólogo
vistoso, el espaldarazo firmado por el plumífero de garra, de fuste. Borges, El Aleph.
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