Ramón de Mesonero Romanos, Escenas matritenses, Selección y prólogo de Ramón Gómez de la Serna, Austral, Espasa-Calpe, Madrid, 1975.
"Las mujeres, según la observación también exacta de otro autor crítico, son las que forman las costumbres, así como los hombres hacen las leyes; quedando igualmente por resolver la eterna duda de cual de estas dos causas influye principalmente en la otra, a saber; si las costumbres son únicamente la expresión de las leyes, o estas vienen a producirse como el reflejo de aquellas" (95);
"Es una observación generalmente constante que el que ha sido viejo cuando joven,suele querer ser joven cuando llega a viejo". (100);
"El amor maternal es un sentimiento tan grato de la naturaleza que cuesta mucho trabajo a la sociedad el contrariarlo; así que nuestra joven mamá en los primeros momentos de su entusiasmo, casi estuvo determinada a criar por sí misma a su hijo, y como que sentía una nueva existencia al aplicarle a su seno y comunicarle su propio vivir; pero la moda, esta deidad altiva, que no sufre contradicción alguna de parte de sus adoradores, acechaba el combate interior de aquella alma agitada, y apareciendo repentinamente sobre el lecho, mostró a su esclava la seductora faz, y con voz fuerte y apasionada: -«¿Qué vas a hacer (la dijo), joven deidad, a quien yo me complazco en presentar por modelo a mis numerosos adoradores? ¿Vas a renunciar a tu libre existencia, vas a trocar tus galas y tus tocados, tus fiestas y diversiones, por esa ocupación material y mecánica, que ofuscando tu esplendor presente, compromete también las esperanzas de tu porvenir? ¿Ignoras los sinsabores y privaciones que te aguardan, ignoras el ridículo que la sociedad te promete, ignoras, en fin, que tu propio esposo acaso no sabrá conciliar con tu esplendor ese que tú llamas imperioso deber, y acaso viendo marchitarse tus gracias?...». (105-106);
"aquella paz doméstica, única verdadera en este mundo engañador";
"Para conservar lo que ella llamaba su independencia, y que más pudiéramos apellidar vasallaje de la moda". (108);
"persona, en fin, tan análoga a sus ideas, que venía a ser una verdadera formulación de todas ellas". (114).
"Las mujeres, según la observación también exacta de otro autor crítico, son las que forman las costumbres, así como los hombres hacen las leyes; quedando igualmente por resolver la eterna duda de cual de estas dos causas influye principalmente en la otra, a saber; si las costumbres son únicamente la expresión de las leyes, o estas vienen a producirse como el reflejo de aquellas" (95);
"Es una observación generalmente constante que el que ha sido viejo cuando joven,suele querer ser joven cuando llega a viejo". (100);
"El amor maternal es un sentimiento tan grato de la naturaleza que cuesta mucho trabajo a la sociedad el contrariarlo; así que nuestra joven mamá en los primeros momentos de su entusiasmo, casi estuvo determinada a criar por sí misma a su hijo, y como que sentía una nueva existencia al aplicarle a su seno y comunicarle su propio vivir; pero la moda, esta deidad altiva, que no sufre contradicción alguna de parte de sus adoradores, acechaba el combate interior de aquella alma agitada, y apareciendo repentinamente sobre el lecho, mostró a su esclava la seductora faz, y con voz fuerte y apasionada: -«¿Qué vas a hacer (la dijo), joven deidad, a quien yo me complazco en presentar por modelo a mis numerosos adoradores? ¿Vas a renunciar a tu libre existencia, vas a trocar tus galas y tus tocados, tus fiestas y diversiones, por esa ocupación material y mecánica, que ofuscando tu esplendor presente, compromete también las esperanzas de tu porvenir? ¿Ignoras los sinsabores y privaciones que te aguardan, ignoras el ridículo que la sociedad te promete, ignoras, en fin, que tu propio esposo acaso no sabrá conciliar con tu esplendor ese que tú llamas imperioso deber, y acaso viendo marchitarse tus gracias?...». (105-106);
"aquella paz doméstica, única verdadera en este mundo engañador";
"Para conservar lo que ella llamaba su independencia, y que más pudiéramos apellidar vasallaje de la moda". (108);
"persona, en fin, tan análoga a sus ideas, que venía a ser una verdadera formulación de todas ellas". (114).
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