Un alumno no es un cliente

Un alumno no es un cliente. Es alguien que pide alimento (alimento - alumno) a un profesor, que le explica (desarrolla, desenrrolla) una asignatura, una materia.
Un alumno no es un cliente y un profesor no es un camarero.
El profesor enseña y el alumno aprende. Porque el profesor ha estudiado largos años para transmitir un conocimiento, y el alumno suele tener menos años, menos experiencia y menos conocimientos.
Un alumno no es un cliente. No se aplica lo de "el cliente siempre tiene la razón". En una escuela, en un instituto, en una universidad nadie, a priori, "tiene siempre la razón". La razón no se presupone, sino que se argumenta.
El alumno es el que paga, y pagar no es comprar el título. Pagar es dar de comer al profesor y mantener las instalaciones.
Un alumno tiene derecho a una enseñanza de calidad y, al mismo tiempo, tiene el deber de un estudio, de un trabajo de calidad.
Derechos sin deberes son como los conejillos de la chistera de un mago: humo.
Tal derecho, cual deber. No hay derecho sin deber.
Un alumno no es un cliente, y un profesor no es un camarero.

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