Rinconete y Cortadillo

Se ha dicho que Cervantes es un maestro en la descripción del ambiente, de la vida, de la realidad. Y se le ha parangonado no pocas veces con Velázquez por esta razón. Creo que es verdad. Cervantes ha viajado mucho, ha vivido mucho, ha conocido a mucha gente y es un gran observador. Al mismo tiempo, posee un enorme dominio de la lengua, del discurso, y unas grandes dotes como narrador. Por eso, pienso que aunque Cervantes es versátil y se ocupa de los más variados géneros: novela pastoril (Galatea), griega (Persiles), de sesgo idealista (La española inglesa y otras), comedias, tragedias, entremeses... creo que se siente más a gusto, que está más en su salsa, que logra una mayor perfección cuando su pluma refeleja la vida, la realidad: véase el Quijote, los entremeses, novelas como Rinconete y Cortadillo...
Evidentemente "reflejar la realidad" es un acto de creación literaria, y por tanto, una idealización. No hay literatura sin invención, sin recreación, sin conceptualización... Pero la materia sí puede partir de la vida, del ambiente. ¿Es verídico lo que se cuenta en Rinconete y Cortadillo? No. Pero lo que sí es verdadero es el mundo del hampa, el mundo picaresco que trasluce la obra. Y que Cervantes conoce bien, particularmente el de Sevilla.
Rinconete y Cortadillo tiene algo de picaresca, algo de entremés, algo de las ventas del Quijote. Es una historia abierta. Como cierto documental... Pero ojo: se observan dos actitudes, la del afecto cervantino hacia esos individuos (a los que en muchos casos quizá la vida no le ha dado muchas oportunidades..). y, por otro lado, una crítica sutil pero clara a esa connivencia entre lo religioso y lo pícaro, esa deformación de la religiosidad popular de la que tampoco hace sangre. La apunta, al final de la obra, por si el lector no se había percatado.
Es un maestro Cervantes en la descripción de esos ambientes libres: el mundo de los gitanos en La gitanilla, el patio de Monipodio en Rinconete y Cortadillo, el mundo de las ventas y de los pastores en el Quijote (no me refiero a los pastores fingidos, sino a los reales). Cervantes conoce muy bien esa vida cotidiana urbana y rural de la España de su época, y la refleja admirablemente en su obra. Escribe el ambiente, como Velázquez lo pinta.

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