Saber ser
Todo deriva del ser. Si se sabe quién es, se sabrá estar. ¿Quién soy? ¿Quién soy aquí? Profesor, alumno, paciente, médico, cliente...
Saber quién soy y saber quién es a quien me dirijo, y saber qué relación hay entre los dos.
Saber estar
[Nombre de alumno]
En las comunicaciones formales, conviene identificarse. Un profesor, un médico, un abogado, un comerciante, etcétera, suelen tener muchos alumnos, pacientes o clientes. Cuando nos dirigimos a ellos es lógico que nos identifiquemos. No tienen por qué saber quién es Luis Díaz.
Saber vestir
Saber hablar
Diálogo
Intervención
El objeto de una intervención oral: clase, conferencia, charla, etcétera, es aportar algo a los oyentes. Si no se va a aportar nada, es mejor no hablar. No tiene sentido decir "de esto realmente no sé mucho"... Pues entonces no hables. Caben dos opciones: o saber a priori de lo que uno tiene que hablar, o prepararse previamente. Pero si uno no sabe o no se ha preparado -y por tanto ya sabe-, conviene que no hable.
Velocidad. Como en casi todo en la vida, lo bueno suele ser lo equilibrado, el famoso punto medio de Argistóteles. Si la velocidad es excesiva, los oyentes no pueden captar bien el mensaje, pues hay una velocidad de asimilación a la que debe adaptarse el orador. El extremo opuesto también es malo: la excesiva lentitud: desespera, hace perder la atención. La lentitud suele ir acompañada de cierto tono dubitativo que suele indicar escasa preparación. La lentitud suele igualmente indicar escaso vocabulario, escaso léxico. La abundancia de vocablos es esencial para la intervención oral, condición de la fluidez. Solo hay un camino: leer habitualemnte, leer con atención, leer libros de calidad, buscar en el diccionario las palabras que se desconocen.
Coletillas. Todos tendemos a repetir expresiones que sirven como introductores y conectores del discurso. "Bueno pues" es un modo horrible de empezar. "Bueno pues" es feo por definición. Es una expresión vacía, simple. Cualquier otra expresión, el honrado "por otra parte", puede convertirse en coletilla si se repite a menudo. Hay que variar. En la variedad está el gusto: "por otra parte", "por otro lado", "además", "hay que añadir"...
Saber escribir
En la escritura y conversación hay dos coordenadas fundamentales: ¿estamos en un ámbito coloquial o formal? A continuación trascribo una comunicación de un alumno a un profesor. El tono es adecuado, pero hay faltas de ortografía. El mejor modo de evitar las faltas de ortografía es no cometerlas habitualmente. La ortografía es un hábito: no se improvisa.
Buenos días,
Me gustaría ver el ordinario de [nombre de una asignatura] para saber en que he fallado.
Muchas gracias.
Todo deriva del ser. Si se sabe quién es, se sabrá estar. ¿Quién soy? ¿Quién soy aquí? Profesor, alumno, paciente, médico, cliente...
Saber quién soy y saber quién es a quien me dirijo, y saber qué relación hay entre los dos.
Saber estar
Correo de alumno a profesor.
Le tutea. ¿Es su compañero o su profesor? ¿El profesor ha autorizado a los alumnos a que le tuteen?
El alumno pide cita al profesor, pero no construye una frase interrogativa. ¿podría verle tal día sobre tal hora?, sino que escribe una frase enunciativa.
Antonio, desearía hablar contigo, el martes 10 de enero sobre las 11h.
Un saludo
En las comunicaciones formales, conviene identificarse. Un profesor, un médico, un abogado, un comerciante, etcétera, suelen tener muchos alumnos, pacientes o clientes. Cuando nos dirigimos a ellos es lógico que nos identifiquemos. No tienen por qué saber quién es Luis Díaz.
Saber vestir
Saber hablar
Diálogo
Intervención
El objeto de una intervención oral: clase, conferencia, charla, etcétera, es aportar algo a los oyentes. Si no se va a aportar nada, es mejor no hablar. No tiene sentido decir "de esto realmente no sé mucho"... Pues entonces no hables. Caben dos opciones: o saber a priori de lo que uno tiene que hablar, o prepararse previamente. Pero si uno no sabe o no se ha preparado -y por tanto ya sabe-, conviene que no hable.
Velocidad. Como en casi todo en la vida, lo bueno suele ser lo equilibrado, el famoso punto medio de Argistóteles. Si la velocidad es excesiva, los oyentes no pueden captar bien el mensaje, pues hay una velocidad de asimilación a la que debe adaptarse el orador. El extremo opuesto también es malo: la excesiva lentitud: desespera, hace perder la atención. La lentitud suele ir acompañada de cierto tono dubitativo que suele indicar escasa preparación. La lentitud suele igualmente indicar escaso vocabulario, escaso léxico. La abundancia de vocablos es esencial para la intervención oral, condición de la fluidez. Solo hay un camino: leer habitualemnte, leer con atención, leer libros de calidad, buscar en el diccionario las palabras que se desconocen.
Coletillas. Todos tendemos a repetir expresiones que sirven como introductores y conectores del discurso. "Bueno pues" es un modo horrible de empezar. "Bueno pues" es feo por definición. Es una expresión vacía, simple. Cualquier otra expresión, el honrado "por otra parte", puede convertirse en coletilla si se repite a menudo. Hay que variar. En la variedad está el gusto: "por otra parte", "por otro lado", "además", "hay que añadir"...
Saber escribir
En la escritura y conversación hay dos coordenadas fundamentales: ¿estamos en un ámbito coloquial o formal? A continuación trascribo una comunicación de un alumno a un profesor. El tono es adecuado, pero hay faltas de ortografía. El mejor modo de evitar las faltas de ortografía es no cometerlas habitualmente. La ortografía es un hábito: no se improvisa.
Buenos días,
Me gustaría ver el ordinario de [nombre de una asignatura] para saber en que he fallado.
Muchas gracias.
Comentarios
Publicar un comentario