En esta época domina un genio o un demonio, que quiere del arte sólo lo perecedero, sólo la fugitiva imagen de su propia inquietud y movilidad. Pasa indiferente y hostil delante de las grandes figuras de símbolo que quieren interpretar lo eterno, el mundo superior. Ha barrido de sus inclinaciones la poesía, y del teatro, la cohesión del discurso; reniega del pasado, de la tradición sagrada; quiere solamente el presente, el hoy que arde, a lo sumo una mirada a la jornada inmediata.
Stefan Zweig, El misterio de la creación artística, Sequitur, Madrid, 2010, pp. 45-46.
Stefan Zweig, El misterio de la creación artística, Sequitur, Madrid, 2010, pp. 45-46.
Comentarios
Publicar un comentario