Para muchos es desconocida la relación de nuestra obra más universal, 'El Quijote', con la cultura griega y romana. Pero Cervantes se sirvió de su conocimiento de las ideas clásicas para relatar estas disparatadas aventuras. Gracias a Antonio Barnés, doctor en Filología por la Universidad de Granada, se han podido conocer los elementos comunes de dos mundos muy distintos. Su tesis ha conseguido el tercer Premio Internacional de Investigación Científica y Crítica Miguel de Cervantes, publicado por la Editorial Academia del Hispanismo y patrocinado por la Universidad de Castilla-La Mancha, la Cátedra Cervantes, la Texas A&M University, el Proyecto Cervantes, el Grupo Santander y un jurado compuesto por estudiosos de la literatura española de relevancia internacional. Gracias a su labor, hoy se puede afirmar que la preceptiva clásica es motor del Quijote.
-¿Cuándo comenzó a llamarle la atención el mundo cervantino?
-Estudié Filología Clásica, pero en la carrera también se estudiaba literatura española. Cervantes y el Quijote son universales y desde hace tiempo me había planteado hacer un proyecto que aunara los conocimientos de la cultura clásica con la historia de don Quijote y Sancho.
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