No somos mamíferos bípedos con tendencia a aparearse y emparejarse, sino personas humanas, creadas a imagen y semejanza de Dios, capaces de dar su palabra, de amar, de tutear a Dios y a los hombres, de vivir en comunión con Dios y los hombres en el mundo y en el cielo.
No somos mamíferos bípedos con tendencia a aparearse y emparejarse, sino personas humanas, creadas a imagen y semejanza de Dios, capaces de dar su palabra, de amar, de tutear a Dios y a los hombres, de vivir en comunión con Dios y los hombres en el mundo y en el cielo.